Hace unas semanas, cuando el brote de Coronavirus estaba en sus inicios, hice un par de posts en mi cuenta de instagram haciendo referencia de lo que potencialmente estábamos a punto de enfrentar.
La situación en China hace un mes demostraba que lo que estaba desarrollándose iba a generar un impacto significativo, no solo en lo económico, sino en lo social, político y de ambiente.
Algunas personas cuestionaron mi posición, sin embargo era evidente para pocos lo que muchos ignoraban. Hoy, con más de casi 115,000 casos alrededor del planeta, el impacto de este microscópico elemento, ha generado estragos de niveles mil millonarios.
En términos de economía, las bolsas de valores están en sus puntos mas bajos desde el 2008; ni hablar del impacto laboral que han traído las medidas de cuarentena en países como China, Italia, España, Francia, algunas ciudades de Estados Unidos, y en la medida que las cifras aumentan, así van sumándose más países a las restricciones de ‘quedarse en casa’ y someterse a un auto-aislamiento.
Una amiga en UK compartió una imagen hoy de los anaqueles en Londres. El papel higiénico esta agotado. Otra amiga en Seattle posteo una foto de su carro de mercado, haciendo una compra ‘nerviosa’ de alimentos no perecederos para prepararse ante la escasez.

Se empieza a sentir a primera mano la desesperación de los ciudadanos, ese instinto básico de sobrevivir ante la incertidumbre. Y esto me lleva a opinar de los actores políticos. Los líderes y presidentes han demostrado al mundo como gobiernan en sus naciones. Mientras unos mantienen la ‘calma’ de que todo está en control, otros han improvisado en contener el virus a medidas extremas como decretar el cierre y enclaustramiento obligatorio de las personas en sus casas, al punto que hoy me sorprende la triste noticia de una mujer en Italia que está confinada en su casa con el cadáver de su fallecido esposo quien contrajo el Coronavirus y falleció por las complicaciones propias de esta pandemia.
El mundo empieza a preocuparse mientras las cifras van en subida. Los colegios suspendidos, los suministros comienzan a desaparecer y las reposiciones son cada vez más lentas, eventos suspendidos, la vida social cada vez mas aislada. Estamos viviendo en primer plano, el ciclo de la economía.
Las preguntas que me vienen a la mente ahora: ¿hacia dónde va todo este proceso? ¿Cómo vamos a reincorporarnos de esta tragedia en salud pública que esta escalando niveles inesperados? ¿Podrán los laboratorios desarrollar a tiempo para una vacuna antes de que todo el planeta se paralice por completo?
Estamos atentos a todo lo que acontece a nivel mundial con relación al Coronavirus, esperando en el corto plazo se contenga la propagación del virus y podamos ver este evento como una experiencia general, de que todos somos vulnerables ante la más pequeña de las circunstancias, literalmente a un virus.